Hace un tiempo comencé a escuchar en mi circulo cercano sobre un libro del que sólo había oído su nombre. Decidí adentrarme un poco más en su mensaje para entender qué había hecho que tantas personas hablaran de él en un corto período de tiempo. Te quiero contar, en resumen, qué es lo que encontré. Así, te ahorraré su lectura, si eres de los que prefieren capturar los highlights en los resúmenes, aunque nunca será lo mismo.
Al parecer, según lo que nos dice Robin Sharma, autor y experto en liderazgo y desarrollo personal, las primeras horas del día son demasiado importantes para determinar el resultado de las actividades del resto del día. Él entrega en su libro “El club de las 5 de la mañana” una serie de recomendaciones para que, a partir de un método y sistema de vida, puedas generar un entorno de desarrollo personal exitoso, el que debe contemplar varias fases. El mantra debe ser “controla tus mañanas”. Y esto se logra creando hábitos.
No se debe confundir hábitos con motivación. La motivación intrínseca es difícil de sostener si no se acompaña de hábitos. Los hábitos son como el camino, que se va recorriendo paso a paso y se deben desarrollar sin la ansiedad que produce el tener que llegar al destino. Siempre encontraremos caminos que recorrer para mejorar algún aspecto de nuestras vidas, lo importante es dar el primer paso. Romper esa inercia es lejos lo más importante y eso se logra construyendo small wins, esas pequeñas ganancias que nos permitan sentir que avanzamos.
Las pequeñas mejoras diarias conllevan resultados y para lograr conseguir el ciclo de los hábitos constantes, debe existir un detonante, un ritual y una recompensa. Por ej, poner un despertador a las 5am es el detonante, levantarse rápido es el ritual y dormir una siesta en la tarde es la recompensa. Cada vez que decidas iniciar una mejora en tu rutina, identifica estos elementos para ponerlos en práctica.
Las fases que describe el autor en su libro son tres, que en tiempos de 20 minutos, deben realizarse entre las 5 y las 6 de la mañana.
1.- Ejercítate: El ejercicio entrega un impulso de energía a tu cuerpo y lo prepara para la carga que le espera durante el día. La eliminación de cortisol con el entrenamiento libera el estrés y el miedo, además de elevar la concentración de dopamina y serotonina (neurotransmisores responsables de mejorar nuestro estado de ánimo) y nuestras ondas cerebrales cambian de lentas a rápidas (beta – alfa – theta) abriendo paso a nuestra genialidad y creatividad en un estado de fluidez total.
2.- Reflexiona: Esta fase tiene como objetivo regalarte tiempo para una conversación interior. Puedes utilizar un diario para escribir y recordar permanentemente tus objetivos y metas, o bien, puedes meditar y así mantener tu mente en un estado envolvente con tus pensamientos. Esto permite una mayor concentración y desarrollo de tu sabiduría y serenidad.
3.- Crece: Dedica unos minutos a estudiar y crecer siempre en el plano personal y profesional. Profundiza los conocimientos que deseas optimizar. Esta fase es fundamental para aumentar la autoconfianza, el crecimiento personal y el desarrollo de la agudeza mental. El cerebro puede aprender eternamente.
Una vez las fases estén realizadas, tu cuerpo y mente estarán en el equilibrio perfecto para comenzar un nuevo día. A los pocos días podrás notar una conexión contigo mismo(a) diferente a la habitual, con mayor ánimo, energía y concentración. Notarás que tu productividad aumenta y el cansancio cotidiano que te abordaba desaparecerá paulatinamente hasta quedar obsoleto. Asimismo, podrás apreciar los minutos de tranquilidad y serenidad que te entrega los momentos de silencio absoluto, pues mientras gran parte de las personas duermen, tú estarás concentrado(a) en tu integridad y desarrollo personal.
Debo ser honesto, como siempre lo he sido, y decir también que siempre me ha gustado levantarme temprano. No a las 5 de la mañana, pero temprano. El gimnasio a primera hora ha resultado ser una gran decisión. El tiempo que queda entre ese espacio de estímulo físico y la hora en que todos se ponen a trabajar permite dedicarlo a pensar y conversar con uno mismo, leer o aprender de otros.
Las mañanas son la clave para tomar el control de tus horarios y lograr una planificación más certera de cada jornada. Si las usas sabiamente, podrás construir hábitos que te permitirán llevar una vida más feliz y más productiva. Piensa que cada día es una vida en miniatura. Pero recuerda, “todo cambio es difícil al principio, desordenado a la mitad y preciso al final”.