La vertiginosa evolución de la tecnología ha catapultado a la inteligencia artificial (IA) al centro del escenario global. Esta proeza de la ingeniería ha encendido debates apasionados en diversos ámbitos, especialmente en el contexto del liderazgo. ¿Deberíamos temer que la IA usurpe el rol de los líderes humanos, como ya han aparecido gemelos digitales CEO’s, o más bien, podría fortalecer y potenciar sus capacidades?
El desarrollo de esta tecnología, que no es nueva, está ahora al alcance de todos y llenándonos cada día de más preguntas. La IA está generando nerviosismo y optimismo a la vez. No sabemos cómo enfrentaremos los desafíos éticos que conllevará dejar a los algoritmos decisiones importantes para la humanidad, ni tampoco si estaremos allí para poder interceder ante una mala decisión. Para algunos, como Yuval Harari, si no actuamos hoy, no sabremos si existiremos mañana. Todo está sucediendo muy rápido, como nunca antes lo habíamos vivido.
El desafío, sin embargo, no es sólo tecnológico. También enfrentamos un desafío monumental en el campo del liderazgo, ya que no estamos intrínsicamente preparados para movernos en ambientes VUCA, de alta volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad, como el que estamos viviendo. Sabemos que como líderes debemos abrazar la agilidad y la adaptabilidad – todos nos enseñan eso – para poder pivotar rápidamente como respuesta a cambios drásticos en el tablero de juego. También sabemos que debemos colaborar y buscar la diversidad en nuestros equipos, para lograr pensamientos divergentes que nos permitan mayores niveles de creatividad y trabajo interdisciplinaro.
Pero, ¿cómo podemos apoyarnos en la misma tecnología que nos trae las interrogantes para intentar mitigar o resolver este dilema de liderazgo? La IA, con su capacidad para analizar y procesar datos a una velocidad vertiginosa, promete brindar una perspicacia sin precedentes para tomar decisiones fundamentadas, analizando tendencias emergentes y amenazas potenciales, pero carece de la empatía, la intuición y el discernimiento emocional que caracterizan al liderazgo humano. La esencia del liderazgo radica en la habilidad humana para comprender, motivar y guiar a otros en la consecución de las metas compartidas, donde la creatividad, el juicio ético y la comprensión humana son fundamentales.
Así, entendiendo que la IA es un recurso poderoso que puede enriquecer y fortalecer el liderazgo humano, vemos que no puede reemplazar la esencia misma de lo que significa liderar. El libro «Human + Machine» de Daugherty y Wilson, subraya que la IA es una herramienta poderosa, pero el liderazgo efectivo en la era actual implica la habilidad de combinar sabiamente las capacidades de la tecnología con las habilidades humanas únicas. Los líderes que comprenden esta dinámica y promueven una colaboración efectiva entre humanos y máquinas estarán mejor preparados para enfrentar los desafíos de la incertidumbre y el cambio constante.
En este viaje hacia el futuro, es esencial que abracemos la IA como una aliada estratégica que amplíe nuestras capacidades y nos permita alcanzar nuevas alturas en la toma de decisiones y la resolución de problemas. La coexistencia armónica de ésta y nuestras capacidades únicas, promete un horizonte repleto de posibilidades, donde la unión de la máquina y el espíritu humano impulsará el progreso y la excelencia en todas las esferas de la sociedad.
El liderazgo humano trae consigo un valor inigualable: la habilidad para inspirar, conectar y liderar equipos en la consecución de objetivos comunes, por lo que la tecnología nunca debería ser vista como un sustituto, sino como una herramienta complementaria, al no poder replicar la autenticidad y la conexión emocional que un líder humano es capaz de forjar.