Adiós a los viejos (líderes)

En el último tiempo el mundo ha alcanzado un sinnúmero de hitos nunca antes vistos en la historia, tanto en cantidad como en impacto, que han generado cambios radicales en la forma en la que las personas trabajan y viven. Desde el boom de las punto com, que me tocó vivir por cierto a finales de los años 9o, lo que hemos visto es cómo la tecnología nos ha cambiado la forma de relacionarnos, comunicarnos e informarnos. Nos ha cambiado la forma de vivir.

La llamada democratización de la información, junto a la explosión de la misma, en donde todos nos hemos transformado en generadores de contenido, ha sido particularmente importante en todo este proceso de cambio. Las tecnologías de la información han generado un fuerte impulso y aceleración a la globalización y a una economía que ya no conoce fronteras, más fluida y sin fisuras.

El impacto en las organizaciones y su funcionamiento también ha tenido cambios en la forma en la que realizan los negocios . Los líderes modernos tienen hoy la desafiante tarea de guiar a sus organizaciones a través de un panorama económico global más complejo y en cambio constante, donde las distintas fuerzas estratégicas están presentes a todo nivel y más allá de las propias fronteras de cada pais.

Esta época de cambios acelerados requiere que las empresas tomen consciencia de la necesidad de adaptarse para que estos puedan ser ejecutados de la manera correcta con un liderazgo eficaz, que exige un enfoque proactivo para gestionar el cambio y su impacto en el desarrollo y crecimiento organizacional a largo plazo.

Pero la administración del cambio no es lo mismo que administrar un proyecto, algo a lo que ya estamos muy habituados. La gestión del cambio, a diferencia de la gestión de un proyecto, se enfoca en ayudar a las personas impactadas por los cambios a adaptarse y ser exitosas en ámbitos tan variados como la estructura, roles, procesos y sistemas, entre otros.

Muchas empresas subestiman la importancia de gestionar el cambio de manera adecuada, lo que muchas veces lleva a que los líderes y gerentes no abracen ni adopten los nuevos cambios. Existen muchos ejemplos de empresas que no lograron gestionar eficazmente las interrupciones y el cambio, como lo fue Kodak, Pets.com, Blockbuster o la mismísima Nokia, otrora líderes en sus respectivas industrias.

Está claro que la forma tradicional en la que diseñamos y pensamos las empresas ya no sirve. Si hasta ahora los líderes estábamos formateados para maximizar valor para los accionistas, el nuevo rol de estos es deber estar focalizados en la co-creación de valor, con significado para todos los stakeholders, lo que incluye clientes, empleados, proveedores, socios estratégicos y la sociedad en su sentido más amplio. En este nuevo modelo, todos deben ganar.

El nuevo lider, a su vez, ya no basta con que gestione y administre correctamente la empresa. Ahora debe cumplir nuevos roles, tales como la de ser visionario, arquitecto, coach y de catalizador, todo a la vez.

Como visionario, la claridad, la visión y un propósito claro y convincente son muy necesarios. Como arquitectos, deben diseñar la organización como un sistema abierto y empoderado, que pueda planificar, ejecutar y ajustar el flujo de recursos en ciclos cada vez más cortos de trabajo. Como coach, en una organización cada vez más empoderada, el líder debe pensar de manera más estratégica y profundizar su capacidad para colaborar, de tal forma de apoyar el desarrollo de capacidades, de mentalidades, de conocimientos y habilidades. Como catalizadores los líderes impregnan energía en todo el sistema, eliminando los obstáculos y fomentando las conexiones en la organización. Este rol hace que las personas conecten su trabajo con la visión y las aspiraciones organizacionales, además de que las convierte en personas más auténticas y energéticas.

Pero el cambio no ocurre de la noche a la mañana. Debe ser planificado y ejecutado de manera correcta, idealmente en etapas. Una aproximación para lograr el objetivo de cambio es definir una aproximación en cuatro fases:

  1. Definir la estrategia de gestión del cambio
  2. Comprender como la gente experimentará el cambio
  3. Desarrollar un plan de gestión de cambio
  4. Implementar, medir y gestionar los procesos

Estas fases ponen relevancia y foco en las personas, ya que el proceso no es tecnológico. Es eminentemente cultural, lo que conlleva desafíos más complejos a los que el antiguo líder no estaba acostumbrado. Los nuevos líderes del siglo XXI deberán tener en sus organizaciones una nueva mirada, con algunas implicancias que se deben considerar:

El nuevo líder deberá tener una perspectiva de corto y largo plazo a la vez, evitando que la necesidad de reportar ganancias de corto plazo nuble la visión de futuro. El equilibrio estratégico de estas dos fuerzas será fundamental para contrarrestar las fuerzas externas e internas que puedan impactar en el éxito de las organizaciones. La resiliencia, como una forma de ver los fracasos como contratiempos temporales y aprendizajes, permitirá transformarlos en oportunidades.

Nada de lo anterior funciona si no existe adaptabilidad y agilidad, pensando fuera de la caja en vez de inventar continuamente la rueda. La cultura de innovación es el habilitador más importante para que suceda el milagro, la que está siendo liderada por un grupo importante de la sociedad, que ya representa un tercio de la fuerza laboral global. Los llamados millenials, con sus propios valores e intereses, buscan tomar control de sus vidas y de su desarrollo, pero sin perder su libertad y flexibilidad en el trabajo. Comprenderlos, invertir en ellos, en su desarrollo de habilidades, coachearlos y preocuparse de su bienestar será básico para poder contar con un grupo más comprometido con un propósito común y evitar la fuga de talentos.

Los nuevos líderes están expuestos a un escenario de alta incertidumbre y mucha volatilidad, lo que los puede nublar por momentos. Está claro que mientras mayor incertidumbre, más difícil tomar decisiones. Pero no olvidemos lo que dijo alguna vez Peter Drucker: «Dondequiera que vea un negocio exitoso, alguien tomó una decisión valiente». El nuevo liderazgo exitoso será una combinación de muchas decisiones valientes. ¿Estás tú o tus equipos considerando estos factores para tomar su próxima decisión valiente?