El éxito está dado por la ejecución

¿Podrías mencionar tres objetivos clave que debes alcanzar en tu empresa, con plazos y medición de resultados?

Si no eres capaz de nombrarme esos objetivos, seguramente eres de los que fallan en la ejecución de sus planes. De hecho, el 90% de las empresas fallan en esto, aunque tengan un producto o servicio adecuado al mercado.

Fue en 1970 cuando Andy Grove – ex CEO de Intel – inventó OKR, acrónimo de Objetivos y Resultados Clave (Objective and Key Results), un método, de verdad muy simple, para impulsar y controlar el progreso de la estrategia de una empresa. Si bien es un método que puede ser utilizado en grandes corporaciones, a todo nivel desde las gerencias hasta los departamentos o equipos, las startups y empresas de menor tamaño se pueden beneficiar enormemente adoptando esta metodología. Google es una de las compañías que lo utiliza desde sus inicios, cuando no eran más de 25 empleados. Es justamente en este tipo de empresas, más pequeñas, cuanto más se requiere foco y alineación.

Pero comencemos explicando qué son los OKR, lo que haré con ejemplos de qué no son. O sea, pensando al revés! No se considera un OKR declarar, por ejemplo, solo de forma general, que queremos mejorar la satisfacción de nuestros clientes o decorar nuestro nuevo restaurant. Esos son la parte de los objetivos de un OKR, pero al no tener asociada ninguna forma de medición ni tampoco un plazo para su ejecución, están incompletos en el método. Son el QUÉ queremos lograr, pero no hablan nada sobre el CÓMO.

Los OKR deben explicitar el CÓMO lo vamos a lograr, es decir, nos deben decir cómo mediremos los objetivos a alcanzar. Por lo tanto, deben cumplir ciertas condiciones básicas:

1.-Deben ser hitos medibles

2.-Deben tener un número asociado que los mida. También pueden ser binarios (hecho/no hecho).

3.-Deben describir resultados, no tareas por realizar.

4.-Si se alcanzan, deben ayudar a cumplir el objetivo.

Sí sería un OKR correctamente definido plantearse llegar al 70% de la ocupación de un restaurant en el primer mes, o bien, si lo que buscamos es posicionamiento de mercado y queremos obtener mayor visibilidad, podemos definir, por ejemplo, lograr tener publicaciones de nuestra empresa en cinco medios de prestigio en los próximos dos meses.

Sheryll Sandberg, COO de Facebook dice que «los resultados clave deben contener siempre un número asociado». Eso es lo que los hace medibles y es una de las tres reglas de oro que debes cumplir:

– No tengas demasiados OKR (entre 3 y 5 está perfecto)

-Haz que tus OKR desafíen al equipo. No deben ser fácilmente alcanzables.

-El resultado clave debe contener un número.

Muchos tienden a confundir los OKR con los KPI (Key Performance Indicator) , que son los indicadores clave de desempeño de los procesos de negocio. Ambos aportan valor a la estrategia y corresponden a capas diferentes de medición. Mientras los KPI definen y miden el éxito y calidad de los procesos de negocio existentes, los OKR proveen el vínculo faltante entre la ambición y la realidad, al ayudar a medir los avances necesarios para alcanzar los objetivos propuestos.

Las organizaciones con foco en resultados consideran sus actividades y procesos como un medio para lograr un fin. El uso de KPI les ayuda a definir y monitorear los procesos críticos para la operación, mientras que los OKR permiten definir y medir los avances clave que requieren para cumplir con los resultados planteados en la estrategia, ya sea de manera trimestral o semestral.

La estrategia, que debe ser conocida por toda la organización, obliga a que todos los equipos tengan sus actividades e indicadores y que estén alineados en pos de un objetivo común. Por consiguiente, los indicadores de objetivos y resultados clave de cada equipo o área deben ser expuestos y conocidos por todos en la organización, de manera transparente y transversal. Tanto los KPI como los OKR funcionan en complemento en esta tarea, midiendo los procesos y el avance de las iniciativas respectivamente.

Asi que ya sabes. Los OKR no son solo una herramienta de medición. Son generadores de cultura, porque además de ser la mejor forma para lograr la ejecución de tu estrategia, generan colaboración y transparencia en toda la organización.