Que no sea el bono lo que mueve a tu equipo

Si una habilidad crítica para aprovechar las oportunidades es liderar un equipo autónomo y confiable, la otra es entender lo que busca cada miembro de ese equipo, para que crezca y se desarrolle dentro del mismo. En cualquier caso, debo dejar en claro que lo que más me ha costado en mi vida profesional y como emprendedor es contar con ese equipo ideal, en donde uno esperaría que todos fueran comprometidos y profesionales en su actuar. Es muy difícil -o casi imposible- lograrlo, lo que nos obliga a jugar con “el mejor equipo posible” para construir “la mejor empresa posible”. Mucho de eso dependerá de nosotros como líderes y del umbral de exigencia con el que midamos.

Me costó entender algo que parece obvio: Las personas son distintas, con capacidades y motivaciones diferentes. Y es justamente eso, las diferencias, lo que hace grande a un equipo. En todo equipo habrá gente buena para algunas cosas y pésima, o no tan buena, para otras. Debo reconocer que en mi carrera he perdido varios colaboradores extraordinarios por no haber sabido reconocer esas particularidades. ¿Para qué son sobresalientes?. Esa es la pregunta que debes saber responder y la que me motivó a escribir mi primer libro. Pretendí, de manera casi obstinada, que esas personas funcionaran en el lugar que yo había definido para ellas. Sólo porque yo necesitaba llenar esa posición, las puse en el lugar equivocado y, en varias ocasiones, terminé perdiendo su talento.

Tratar al otro como yo quiero que me traten tampoco reconoce que “el otro” tiene sus propias preferencias, que pueden ser opuestas o, al menos, distintas a las tuyas. Ese principio fue reemplazado recientemente por tratar “al otro” como “él” quiere que lo traten. Nada podría ser más simple.

Pero tratar a cada uno como desea ser tratado demanda un esfuerzo enorme y, a veces, implica que tu actúes de una forma que no te es cómoda. Es más, creo que es lo más difícil a lo que me he enfrentado en el ámbito del liderazgo. Y, sinceramente, no estoy seguro de haberlo logrado a cabalidad. Imagina lo siguiente: uno de los gerentes de tu equipo comete un error gravísimo y hace que se pierda un negocio de gran importancia. Mi primera reacción es recriminarlo por el hecho y exigirle una explicación. Pero ¿es eso lo mejor? Si quiero generar aprendizaje en ese gerente para que el problema nunca más ocurra, ¿es lo mejor martirizarlo por su “crimen”? Evidentemente, no. Si voy a hablar con él, ¿lo hago pidiéndole su apoyo? ¿hago un análisis del proceso que condujo al error? ¿le digo lo que siento? ¿qué hago? El sólo hecho de detenerte a pensar sobre la mejor manera de reaccionar, antes de reaccionar, demanda una retrospección y proactividad que sigue siendo un gran desafío para mí. Pero es una habilidad crítica.

Hasta aquí he encontrado 3 tipos principales de gerentes en mi equipo y cada uno responde mejor a su propio estímulo, lenguaje y feedback:

-Los enfocados en la relación (mejoran cuando les pido una mejora apelando a la relación que tenemos)

-Los enfocados en el desafío (mejoran cuando les pongo una meta muy exigente)

-Los enfocados en sí mismos (como se sienten culpables a priori, mi feedback se centra en reforzar su confianza)

¿Qué mueve a los miembros de tu equipo? ¿Te has detenido a observarlos? Administra la relación con cada uno potenciando las motivaciones de ellos y lograrás que cada cual y todos como equipo tengan un desempeño extraordinario y sostenido en el tiempo.

Hace un tiempo escuché una analogía que me pareció refleja muy bien lo que estoy tratando de explicar. Mira a cada persona como si tuviera un conector para relacionarse con el resto. Sí, un conector, como los adaptadores eléctricos que necesitas cuando viajas a un país con una toma de corriente extraña.  Ese conector o interfaz de cada individuo está determinado por múltiples factores: motivaciones, etapa de la vida en la que se encuentra, capacidades, experiencias, educación, etc. No puedes tratar a todas las personas con un único tipo de conector, porque cada uno requiere otro enchufe. De la misma forma que en cada país tienes distintos enchufes para conectarte a la red eléctrica, debes buscar el que le corresponda a cada persona. El estilo de comunicación con cada uno dependerá de ese enchufe.

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