Pide como un artista

Imagen: NeuronaCibernética.com

«No podemos ver eso que no podemos nombrar». Esta frase, que seguramente muchos reconocemos en la voz de Humberto Maturana, es la que nos habla de los superpoderes del lenguaje. El lenguaje es generativo. Debo reconocer que no lo tenía tan claro hasta hace poco tiempo, o no lo había descubierto a la manera de hoy. Pero, ¿qué quiere decir esto en realidad? Te lo explico.

Las cosas adquieren existencia cuando les asignamos un nombre, una vez que las definimos. La mente puede crear realidades a través de nuestros pensamientos, incluso si intentamos evitarlo. Si te digo, por ejemplo, que no pienses en un elefante rosa, ¿en qué piensas? Estoy seguro de que tu mente se imaginó un elefante rosa, aunque sabemos que no existe en realidad.

Con los avances en inteligencia artificial (IA), hemos sido testigos de cómo nuestra comunicación con las máquinas ha evolucionado hacia el uso del lenguaje natural, a través de interfaces conversacionales o chats. Cada interacción que tenemos con ellas genera acciones y crea realidades. Podemos crear imágenes simplemente diciendo lo que queremos ver, generar videos a partir de descripciones o incluso entablar conversaciones con una máquina, como si se tratara de otro ser humano. Incluso esta misma columna podría haber sido escrita por una IA… pero NOT. Todo esto es posible gracias a lo que se conoce como «IA generativa».

Podríamos decir, metafóricamente, que el lenguaje es como un jardín fértil en el que florecen las ideas, y la inteligencia artificial es como un hábil jardinero que cultiva estas semillas lingüísticas. Pero esa habilidad para cultivar y cosechar hay que desarrollarla.

Quienes hemos experimentado con IA hemos descubierto que no siempre obtenemos los resultados deseados y, muchas veces, culpamos a la IA. Lo hacemos de la misma manera en que responsabilizamos a otros cuando no nos gusta lo que nos sucede en nuestra vida. Para lograr que nuestro «jardín» prospere y las cosas sucedan como deseamos, es crucial «sembrar semillas» de calidad. En el mundo de la IA, esas semillas se llaman prompts o «indicaciones».

Si sientes que «nadie te entiende», o más bien que la IA no te comprende, es porque debes trabajar en mejorar las peticiones e indicaciones que le das, al igual que en las peticiones y comunicaciones humanas. Podría asegurar que no estás escribiendo buenos prompts. Esta habilidad-ciencia se está convirtiendo en un arte, muy valorado por cierto, y ya existen carreras dedicadas a aprenderlo. Aquellos que lo dominen serán los líderes y celebridades del futuro.

Hasta ahora, no había comprendido de manera tan clara el poder que el lenguaje nos otorga para crear lo inimaginable. Al igual que las palabras y su poder transformador para influir en los demás, construir puentes o levantar barreras, sanar o herir, fomentar la comprensión o sembrar la discordia, es de esperar que utilicemos siempre el lenguaje para hacer el bien y de manera consciente, respetuosa e inclusiva.

Como arquitectos de esta nueva era lingüística, nuestra responsabilidad consiste en sembrar semillas de consciencia y ética, sin desaprovechar el inmenso poder que tenemos, de hacer florecer mundos inimaginables. ¿Seremos capaces? Yo estoy seguro que si.