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Dicen que viajar es una de las experiencias más reconfortantes que se pueden tener y una de las más duraderas, ya que se disfruta en tres momentos: cuando se planea, cuando se vive y para el resto de la vida, con los recuerdos.
En la medida que envejecemos, uno de los sentimientos que más pesa en la gente que conozco es la restricción que nos impone la edad para seguir viajando o visitar ciertos lugares, aunque vivamos cada vez más y mejor. Por eso, en mis viajes trato siempre de observar las costumbres y comportamientos de los locales para aprender lo máximo de su cultura, para luego recordar y reflexionar.
En los últimos años he sido testigo de que la sociedad en algunos países de Europa, y especialmente en Japón, parece ser más activa, resiliente y participativa que en el resto del mundo. Allí también he visto que se se han dado avances en tecnología asistiva, mejoras en la calidad de vida y la creación de economías plateadas que impulsan la innovación en salud, bienestar y turismo. Todo lo anterior, atendiendo al acelerado envejecimiento de la población mundial , especialmente en latinoamérica.
Me alegró mucho ver que hace muy poco se creó en Chile el primer fondo de capital de riesgo asociado a la llamada economía plateada, o agetech. Es que nuestro país está experimentando una transformación demográfica sin precedentes, por lo que entender y aprovechar este fenómeno es clave para construir un futuro más inclusivo y sostenible: la combinación de una baja tasa de natalidad y una creciente longevidad está redefiniendo la estructura etaria del país. Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en 2022, el 18,1% de la población tenía 60 años o más, y se proyecta que para 2050 esta cifra aumente al 32,1%. Paralelamente, la tasa de natalidad ha descendido a 1,16 hijos por mujer en 2023, una de las más bajas a nivel mundial, muy por debajo del nivel de reemplazo generacional de 2,1 hijos por mujer, necesario para mantener estable la población en ausencia de migración.
Este envejecimiento poblacional plantea desafíos significativos en diversos ámbitos. En el sector económico, la disminución de la población en edad laboral podría afectar la productividad y el crecimiento económico. Socialmente, aumenta la demanda de servicios de salud y cuidados de largo plazo, presionando los sistemas de salud y pensiones. Además, la creciente proporción de hogares unipersonales, que alcanzó el 21,8% en 2025, refleja una tendencia hacia el aislamiento social de las personas mayores .
Ante este panorama, es esencial implementar políticas públicas que promuevan un envejecimiento activo y saludable, fomenten la participación de las personas mayores en la sociedad y fortalezcan los sistemas de apoyo y cuidado. Una iniciativa destacada en esta línea es la convocatoria “Potenciando la experiencia” de la Fundación Luksic, que en 2025 apoyará a emprendedores mayores de 60 años con financiamiento y capacitaciones, reconociendo el valor de su experiencia y promoviendo su autonomía económica, o la startup BondUp, que impulsa una vida más activa en adultos mayores a través de conexiones en una plataforma tecnológica.
Además, el Gobierno ha lanzado el Fondo Nacional del Adulto Mayor, destinando $4.400 millones para financiar proyectos autogestionados por organizaciones de personas mayores. Esta iniciativa busca mejorar su calidad de vida, fortalecer la asociatividad y promover su integración social .
Estas acciones son pasos en la dirección correcta, pero se requiere un enfoque integral y sostenido. Es fundamental avanzar hacia un modelo de corresponsabilidad en los cuidados, donde el Estado, el mercado y la sociedad civil colaboren para garantizar el bienestar de las personas mayores. Implementar políticas que faciliten la conciliación entre la vida laboral y familiar, como la reducción de la jornada laboral y el teletrabajo, también son elementos que contribuyen a enfrentar estos desafíos de manera efectiva .
El cambio demográfico en Chile es una realidad que exige respuestas innovadoras y colaborativas y trae desafíos significativos para el país, incluyendo la sostenibilidad de los sistemas de salud y pensiones, la composición de la fuerza laboral y la necesidad de políticas que apoyen a las personas mayores y fomenten la natalidad. Reconocer y valorar la contribución de las personas mayores, junto con crear las condiciones para su plena participación en la sociedad, es esencial para construir un país más inclusivo y preparado para los desafíos del futuro.
El problema ya está planteado. Nos toca trabajar en las oportunidades y aprender de los países que llevan la delantera, expandiendo las áreas relativas a silver economy, innovando en salud y cuidado a largo plazo, educando y recapacitando a los adultos y atrayendo inmigración calificada. ¿Qué medidas tomarías tú?