Las 5 reglas que no debes olvidar jamás a la hora de contratar.

Theodore Roosevelt decía que “lejos, el mejor premio que la vida ofrece es la oportunidad de trabajar en algo que merezca la pena”. Si bien el engagement del equipo es un tema que da para un capítulo aparte, siempre debes procurar generar en tu grupo el sentimiento de que están en algo que vale la pena; y si bien no tengo la receta infalible para lograr esto, sí sé que contratar mal cuesta caro. Según el Ministerio del Trabajo de Estados Unidos, el costo monetario de una mala contratación puede superar el 30% del sueldo del primer año (yo creo que es bastante más) sin hablar de los demás costos, como la baja productividad o el daño moral. Yo creo que fueron generosos.

No te ofrezco una fórmula mágica (porque no existen), pero te recomendaría considerar, al menos, lo siguiente:

1.- Confía inicialmente en tu instinto. La química es importante y tendrás que convivir con esa persona más tiempo que con tu propia esposa.

2.- Pide referencias. Pero no a las que te da el candidato. Búscalas más allá de esas fronteras. Hoy es mucho más fácil encontrar y llegar a esas personas comunes que ambos conocemos.

3.- Pide ayuda a alguien externo. Quien no está contaminado con el negocio y tu cultura empresarial, además de no tener la urgencia por llenar el cargo, puede darte una visión objetiva y con un prisma distinto.

4.- Expone claramente las expectativas. Es el momento de preguntar y decir todo respecto de lo que esperas del candidato. No te guardes nada y pídele que te diga lo que espera de ti y de tu empresa.

5.- Si no funciona, despídelo rápido y busca al siguiente. Uno de los errores más grandes es dar infinidad de nuevas oportunidades. Piensa que el resto del equipo está observando cómo los malos resultados de un miembro de la empresa parecen no tener consecuencias y pueden desmotivarse irreparablemente. Después de todo, en realidad basta un mes para que te des cuenta si el equipo sirve al propósito de la empresa.

En mi experiencia, cuando contratas gente inexperta, lo que terminas haciendo es subsidiar los vacíos que tienen. O también se puede dar que contratas al mejor, pero no tienes más presupuesto para otros empleados, así que este “experto” termina haciendo de todo, malgastando su talento específico (y el dinero que pagas) y por el cual te llamó la atención. Por eso, mi recomendación es contratar siempre al mejor que puedas pagar y que muestre la mejor actitud ( ¿recuerdas lo que te conté en post anterior sobe la jutzpá? ).

All you need is Jutzpá! Conoce a las personas que deben estar en tu equipo.

Muchas cosas en la vida pasan por eso que llamamos casualidad. Sin embargo, la gran mayoría de las cosas pasan por lo que voy a llamar “casualidades provocadas”, que no es más que la seguidilla de sucesos que provocan un resultado único y que muchas veces uno busca o propicia de manera inconsciente. También las cosas pueden provocarse a conciencia y saltando obstáculos, sean estos imaginarios o reales.

Para “saltar” más que el resto, es importante la Jutzpá.

La palabra “jutzpá” es de origen hebreo y literalmente se traduciría como “desfachatez” o “impertinencia”, pero se la utiliza como sinónimo de “sana inconformidad”, y siempre con el común denominador de audacia. A diferencia del egoísmo o la vanidad, que concentran la mirada en el individuo y su ego, la jutzpá enfoca la mirada en el objeto, en aquello perfeccionable, en la cosa mejorable. No hay libro de autoayuda que haga incrementar tu nivel de Jutzpá.

Esta cualidad, escasa en nuestros días, queda amalgamada a los espíritus como un rasgo original que hace a quienes lo poseen, algo fácilmente distinguible. Soy un convencido de que el pensamiento “fuera de la caja” (out of the box thinking), tan apetecido por las empresas para su función de innovación (y de sobrevivencia), requiere una actitud inconformista y osada.

Tener jutzpá te complica la vida, porque te pone en aprietos que quizás se podrían evitar simplemente dejando pasar ciertos problemas o, más bien, desafíos, que ahora deben ser resueltos. Pero está demostrado empíricamente que son ellos, los inconformistas, los que de verdad mueven al mundo.

¡Esos individuos deben estar en tu equipo!

Negocia de grande a grande: tanto si crees que puedes como si no, tienes razón.

Cuando pequeño, mi primer emprendimiento «rentable» fue poner música en fiestas de adolescentes. Esas que los padres les hacen a sus hijos cuando cumplen 13 o 15 años. Con un amigo cada sábado ambientábamos los salones de la fiesta de nuestros compañeros con iluminación de discoteca ochentera y buena música, hasta altas horas de la madrugada. Ese «juego-empresa» de niños me marcó y me enseñó mucho de lo que hoy aplico en mi vida empresarial.

Si tienes 15 años, venderle a un adulto que podría ser tu padre es intimidante. Sientes que tienes la posición de desventaja y muchas veces te lo hacen sentir. Entonces, tienes 2 opciones: negociar de chico a grande o de grande a grande.

Negocia como si fueras grande

Negociar de grande a grande es sencillamente un ejercicio mental a través del cual te imaginas que tienes todo el poder de la negociación. Visualizas que tu empresa es enorme y que, adicionalmente, tienes muchas opciones para hacer negocios, que ésta es tan sólo una más. Es un acto de la voluntad que domina las emociones de miedo y desconfianza que te inundan si eres pequeño y tu contraparte es enorme. Por el contrario, negociar de chico a grande es asumir la probable derrota antes de comenzar el duelo. Para que funcione, claro, debes tener el convencimiento inquebrantable de que ambos nos necesitamos. A fin de cuentas, es cierto lo que dicen: tanto si crees que puedes como si no, tienes razón.

¿Cómo se identifica a un líder, aunque éste sea incipiente?

Derek Sivers, conocido emprendedor y conferencista motivacional norteamericano, autor del libro “Sigue tu pasión” (Anything You Want: 40 Lessons for a New Kind of Entrepreneur), dice que el primer seguidor es lo que transforma a alguien en un líder.

Businessman with spyglass lead business team sailing on paper boat in the ocean

Desde pequeño, jugando, tuve que armar mis propios «shows» o empresas, como prefieras llamarlas. Para mí no eran más que un juego, pero así fue como aprendí que el entusiasmo se contagia como un virus; y que para entusiasmar a otros, debes entusiasmarte tú primero. Es la pasión, para mí la primera de las cuatro “pes” de un emprendedor, junto con la perseverancia, la prudencia y la paciencia.

Si logras que tus clientes se sientan partícipes de tu sueño, de tu causa, de tu propósito, tienes todo lo necesario para tener éxito con tu emprendimiento. Al menos eso pensaba hasta que comprendí que el éxito no es más que la envoltura del sacrificio.

El negocio que va a destruir el que hoy estás gestionando, ya existe!

¿Has pensado que el negocio que va a destruir el que hoy estás gestionando, ya existe?. Al menos de manera incipiente, tal vez en un garaje en California o, ahora que lo pienso bien, en un pequeño departamento en Estonia, Israel o Polonia. Pensar lo contrario es, sencillamente, no ver la realidad. O peor aún, no querer ver la realidad.

Llegamos a un momento en el cual el pasado ya no nos permite proyectar el futuro. Al menos para mí es imposible predecir qué va a pasar con los modelos de negocios, con los productos y servicios o con los consumidores. Lo que sí sé muy bien es lo que no va a pasar: cambios secuenciales. La obsolescencia de los modelos de negocios es más rápida que nunca. Podríamos decir que sufrimos de “obsolescencia precoz” o tal vez llamar a este fenómeno “obsolescencia acelerada”.

No es de extrañar entonces, en medio de la demanda colectiva de los usuarios a Apple por la supuesta obsolescencia programada del iphone, entender que si no lo hacen las marcas, lo hará el mercado, la competencia, tu cliente o tu proveedor. Es algo a lo que nos deberemos acostumbrar porque va a suceder cada vez con más frecuencia.

Si naces en una ciudad pequeña, tus aspiraciones pueden ser también pequeñas

La autoimagen es el conjunto de ideas sobre nosotros mismos que aceptamos como verdaderas. La autoimagen puede destruirnos o llevarnos a la gloria, sea lo que sea para ti la gloria. La autoimagen nos habla, nos dice frases que escuchamos en nuestro fuero interno. Ese diálogo interno existe y existirá siempre. Si además vives en una ciudad pequeña, es posible que tu autoimagen contenga ideas como “mis posibilidades son pequeñas”. Pero tú decides si escuchas o no ese diálogo interno. Todo es una decisión. Lo que realmente te hará limitar tus posibilidades o extenderlas al máximo, se denomina mindset.

¿Crees que en tu vida has tenido un mindset ganador? ¿Te has preguntado si hay aspectos de tu historia, tu entorno o alguna situación que pueda estar afectando tu desempeño y posibilidades?

Es una interesante reflexión, que yo hice conmigo mismo y expongo en mi próximo libro con detalle, para lograr transmitir parte de lo que aprendí y me ayudó a vencer ese diálogo interno que pudo haberme puesto límites en mi vida. Te invito a reflexionar y a explorar en tu ser ese diálogo y me cuentas qué encontraste. Conversemos sobre esto.